Entre los premios que vale la pena recibir no hay ninguno que
el hombre pueda otorgar. (Escolios Nuevos II, p. 159)
Sólo quien tiene años de morar entre los hombres y quien sabe por la fe que nuestra realidad es parte (y bien pequeña) de una Gran Realidad, puede decir lo que dijo don Nicolás en este escolio. Quien tiene años, porque solo sobre la experiencia en lo que pueden darse mutuamente los hombres se sabe que todo es fruslería (una banalidad) para nuestras hambres de infinito. Y quien tiene fe, porque al pobre ser que carece de ella esa experiencia lo llena de amargura, de decepción, de tristeza, y de un pesado y abrumador sentimiento de engaño, de frustración, de absurdo. Don Nicolás sabe, como lo sé yo, que esos premios existen, nos invitan y nos esperan. Y sí que vale la pena (merece cualquier dolor) recibirlos.
* * *
[Por favor prescinda de lo siguiente si lo anterior es claro
para usted, como de hecho deseo]
Comentario (con
perdón de don Nicolás y de los lectores):
Sólo quien tiene años de morar entre los hombres y quien sabe por la fe que nuestra realidad es parte (y bien pequeña) de una Gran Realidad, puede decir lo que dijo don Nicolás en este escolio. Quien tiene años, porque solo sobre la experiencia en lo que pueden darse mutuamente los hombres se sabe que todo es fruslería (una banalidad) para nuestras hambres de infinito. Y quien tiene fe, porque al pobre ser que carece de ella esa experiencia lo llena de amargura, de decepción, de tristeza, y de un pesado y abrumador sentimiento de engaño, de frustración, de absurdo. Don Nicolás sabe, como lo sé yo, que esos premios existen, nos invitan y nos esperan. Y sí que vale la pena (merece cualquier dolor) recibirlos.
