Limitado
a su sola vida, el individuo actual ignora esa prolongación de su
personalidad en el espacio y en el tiempo que provenía de su
pertenencia a una familia cuyos distintos eslabones se ligaban entre
sí por medio de la identidad continua de una tierra patrimonial
poseída durante largos siglos.
En
nuestro tiempo el individuo nace más solo y muere totalmente. (T. I,
p. 240)